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Historia y CulturaExplorando los Credos Históricos: Una Mirada a las Raíces de la Fe Cristiana

Explorando los Credos Históricos: Una Mirada a las Raíces de la Fe Cristiana

La historia de los credos cristianos es fascinante y fundamental para entender la fe que profesamos. En esta entrada, comparto mi viaje de descubrimiento de los credos, una experiencia que comenzó con mi propia confesión de fe y una sugerencia valiosa de mi esposa.

Los credos son esencialmente resúmenes escritos de la fe cristiana, articulando creencias centrales compartidas por diferentes denominaciones. A pesar de no ser parte de la Escritura, encapsulan verdades bíblicas y enfatizan la importancia del señorío de Jesucristo. Son herramientas para la unidad, permitiendo que cristianos con diferencias menores en doctrina puedan unirse en la fe común.

Cuando los cristianos confiesan uno de estos Credos, afirman lo que tienen en común: están bautizados en esta fe y se reúnen en el nombre de Dios para ser fortalecidos en la fe.

-Martín Lutero

En esta entrada, me centro en dos de los cuatro credos ecuménicos: el Credo Apostólico y el Credo Niceno. El primero es un resumen claro y directo de la fe, abarcando la Trinidad, la creación, la redención y el ministerio del Espíritu Santo. 

Credo Apostolico

Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro; que fue concebido del Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilatos; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; y desde allí vendrá al fin del mundo a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable.

Amén.

El segundo, más detallado, profundiza en la naturaleza única de la Trinidad y reconoce a la iglesia como apostólica. Producto del concilio de Nicea.

Credo Niceno (325 DC)

Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso, creador de Cielo y Tierra, de todo lo visible e invisible.

Creemos en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho. Que por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo: por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen y se hizo hombre. Por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado. Resucitó al tercer día, según las Escrituras, subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre. De nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin.

Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe en una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creemos en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Reconocemos un solo bautismo para el perdón de los pecados. Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

AMEN

Es importante recordar que términos como «católico» en estos credos se refieren a la universalidad de la iglesia, una noción que se ha mantenido a lo largo de los siglos, aunque los grupos protestantes a menudo lo traducen como «universal».

Estos credos no solo nos conectan con la fe histórica de la iglesia, sino que también nos invitan a reflexionar sobre nuestras creencias personales. A través de ellos, exploramos la riqueza y la profundidad de nuestra fe compartida, y nos unimos en la proclamación de verdades eternas.

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