El camino de Mario Adalid hacia el escepticismo y el pensamiento crítico (1/3)
Mario Adalid es una figura que conocí a través de su canal de YouTube, ArgoffTV, de donde quizas me motivó parte de su eslogan: “…los que debaten con inteligencia”. En mis primeros pasos hacia un estudio más profundo de la filosofía y la historia, conecté con él gracias a su enfoque sobre temas como las falacias argumentativas y las vías hacia la verdad. Aunque esta página esté dedicada principalmente a la religión, creo que es valioso escuchar voces que, como la de Mario, vienen desde el escepticismo.
A pesar de que Mario se identifica como ateo, no se puede negar que tiene mucho que aportar. En redes sociales, especialmente en Twitter (X), se ha vuelto común ver a creyentes y cristianos que, al intentar rebatir sus argumentos, terminan exponiéndose sin suficiente profundidad. Sin embargo, lo que encuentro más interesante de Mario es que, a pesar de las acaloradas discusiones, hallé en el un mensaje: no se trata de una guerra contra la fe, sino de un proceso de interpretación personal de la información y los datos recibidos.
Es por esta razón que decidí entrevistar a Mario, para permitir que su perspectiva fluya más allá de los debates en línea y podamos entender mejor su postura. Su visión, aunque diferente a la de muchos creyentes, no deja de ser relevante. Dividida en tres partes, esta entrevista ofrece una mirada al pensamiento crítico desde un enfoque escéptico, y espero que nos ayude a ver que, así como los creyentes llegamos a nuestras conclusiones, aquellos que no comparten nuestra fe también tienen su propio y respetable camino para interpretar la realidad.
Parte 1: El viaje hacia el escepticismo y el pensamiento crítico
Conejo Pescador (CP):
Mario, en tus debates y discusiones en línea, a menudo abordas temas con un enfoque escéptico. ¿Podrías compartir alguna experiencia personal que haya jugado un papel clave en el desarrollo de tu perspectiva escéptica y tus opiniones sobre la religión?
Mario:
No me convertí en un escéptico después de absorber las enseñanzas cósmicas de Carl Sagan ni nada parecido. Nada tan glamoroso. Mi viaje hacia el escepticismo fue más bien como descubrir que Santa Claus no existe, pero en una escala cósmica.
Dicen que la curiosidad mató al gato, pero si algo he aprendido últimamente es que no se puede generalizar; depende del gato. Hay gatos a los que mata la curiosidad, y hay otros a los que todavía les quedan vidas. Yo fui creyente. Y mucho. Siempre estaba haciéndome preguntas. Cada vez que encontraba a alguna persona cuyas creencias eran fuertes, yo quería aprender de ellas.
No me da pena admitirlo. Estuve en un culto. En la gnosis mexicana, un culto extraño donde mezclan filosofía griega, cristianismo, chamanismo, esoterismo y hasta ovnis. Es como echar todo en una licuadora y ver qué sale.
No hubo una epifanía bajo las estrellas ni un encuentro cercano con la sabiduría. La curiosidad me llevó a cuestionar. Pero cuestionarse tiene sus riesgos: las respuestas no siempre son bonitas. Es como cuando tu chica te pregunta cómo luce. Obviamente, ella espera que le digas que está espectacular, pero un día podrías notar algo diferente, y lo puedes soltar.
CP:
En tu bio de Twitter, te identificas como ateo y te interesas por el #PensamientoCrítico. Desde tu punto de vista, ¿cuál crees que es el mayor malentendido que la gente tiene sobre el ateísmo y cómo se relaciona con un enfoque crítico hacia la religión?
Mario:
Desde mi perspectiva, el ateísmo es simplemente un «no, gracias» al club de los creyentes. Aunque las personas tienden a confundirlo con una posición en contra de la fe. Incluso algunos de nosotros, los ateos, nos perdemos en esa idea.
Pero los hay de todos los colores y sabores, en todas las culturas. Hay ateos en países islámicos… ¡Y qué duro debe ser eso! Hay ateos comunistas y hay ateos liberales. Los hay que nacieron en familias ateas, y otros, que fuimos creyentes. Algunos, como es mi caso, no creemos en la posibilidad de que algún dios exista, y otros pueden pensar, “bueno, es probable, pero como no es posible tener una certeza, prefiero pasar de largo hasta que se me demuestre que es una entidad real”.
Es la reflexión o hasta el desinterés en el tema religioso lo que nos puede llevar ahí. Muchos, por ejemplo, leyeron la Biblia y algo les hizo dudar, hasta que finalmente perdieron la fe, otros se interesaron por los avances científicos y decidieron que no había congruencia entre ambos.
Pienso que ahí es donde interviene el pensamiento crítico. Cuando evitas aceptar una idea sin que antes pase la prueba de la lógica. Pero no malinterpretes, no estoy diciendo que esto nos haga mejores o peores que los creyentes. Muchos académicos, científicos, e investigadores siguen creyendo en algo más allá. Han encontrado la forma de hacer que su fe y su trabajo bailen en la misma pista. Hacen arte equilibrando la razón y la fe.
CP:
En tu opinión, ¿cuáles son los fundamentos de una buena moralidad y cómo crees que se relacionan o no con la religión?
Mario:
La moral es un tema muy complejo. No podría hablar por todos. Hablaría por mí, principalmente, pero supongo que muchos ateos estarían de acuerdo con la idea de que la moral puede comenzar proporcionando un terreno adecuado: autonomía, empatía y razonamiento lógico.
Y aquí entro en el terreno de mis propias creencias. Creo en soltar las riendas del pensamiento y en elegir un camino propio. En tomar decisiones éticas que tengan ese sabor a análisis crítico, no a dogmas. Creo en sentir lo que sienten los demás, en entender que cada uno carga una mochila llena de experiencias y perspectivas que nunca van a pesar igual que las del vecino. Creo en darle a todos los mismos derechos y oportunidades, sin importar de dónde vengan, qué género tengan, a quién amen o en qué crean. En mi mundo, esa es la verdadera libertad. Para mí, el escenario perfecto es en el estado laico, un estado neutral y tolerante. Y creo firmemente en la resolución de conflictos a través del diálogo y la negociación.
//FIN DE LA PRIMERA PARTE DE LA ENTREVISTA.
Continua leyendo:
Parte 2: Ateísmo, moralidad y respeto mutuo entre creyentes y no creyentes
Parte 3: Ciencia, religión y la búsqueda de significado
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